Profesores de Universidad

De vez en cuando en este blog, que leen muchos colegas mios que son profesores de Universidad, incluyo algunos contenidos que no son muy acordes con el título del blog. Hoy quiero escribir un comentario acerca de la dedicación profesional y la carga docente de los profesores universitarios.





Son las 8,15 de la mañana, voy en coche hacia mi oficina de la Universidad para empezar un día de trabajo más o menos ordinario. Acabaré, según mi encargo docente, a las 21,30 porque tengo una sesión de un Master (oficial) que estoy haciendo durante unas semanas y que va de 18,00 h. a 21,30 h. Otros días acabo mucho antes. Mientras voy en el coche oyendo un poco de música suena el teléfono, lo atiendo con “el manos libres” que me dice que me llama una estudiante a la que le dirijo el doctorado. Está en otra ciudad distinta de la mía y por eso hacemos tutorías por teléfono.  Me comenta que en una de las últimas lecturas que le he recomendado, ha encontrado una idea que le va bien para incluirla en el diseño concreto de un estudio de su tesis. Discutimos un poco sobre el artículo y le digo que me mande un pequeño borrador por email, etc.. El trabajo de esta estudiante en su tesis va bien y creo que la acabará con éxito (tengo experiencia en esto de dirigir tesis porque ya llevo, como director, bastantes finalizadas y me atrevo con el pronóstico) y no es la única vez que las tutorías son por teléfono (incluso presenciales) pero fuera de los horarios formales de trabajo.


Tengo dedicación completa a la universidad y soy funcionario (¿especie a extinguir?). Llevamos muchos años recibiendo un mensaje indirecto y también, a veces, muy directo por parte de los equipos rectorales y otras autoridades, acerca del cumplimento de la carga docente de los profesores. Parece raro que después de tantos años de existencia de la Universidad, haciendo más o menos lo mismo, haya que estar diseñando, permanentemente, todo de nuevo e inventando normas sobre la dedicación docente de los profesores. 



Los profesores de Universidad somos un grupo de profesionales con un importante componente motivacional, en general bastante responsables de nuestras obligaciones a los que no nos deberían poner demasiadas “normas” para que cumplamos nuestra tarea. Claro que habrá quién no cumpla con sus obligaciones y a éstos habrá que afearles sus incumplimientos – incluso aplicar otras regulaciones – pero que los gestores de la Universidad vayan todo el día con la calculadora y el Excel para controlar la dedicación y el trabajo docente es ineficiente y trasnochado. Hay muchas otras formas de conseguir los resultados que todos buscamos, la formación de los estudiantes, contando con la colaboración y el esfuerzo de los profesores de Universidad. Quizás no es necesario que nos pongan en la Universidad comida gratis a cualquier hora, ni gimnasios libres en los centros, ni “coachs” que nos ayuden a sobrellevar el estrés. Un poco más de confianza y más libertad para llevar a cabo nuestra tarea docente probablemente daría mejores resultados que los que da ir siempre con el sonsonete de las horas de clase y tarima.  


Cuando acabo la llamada, ya se ha acabado la pieza musical que oía, la pantalla del teléfono me indica que hemos hablado de la tesis 19,23 minutos (es lo que tiene la tecnología, que es muy precisa). Soy profesor a tiempo completo, con unos cuantos quinquenios y sexenios (porque soy más que talludo) y a veces me pregunto: ¿dónde anoto este tiempo que, sin duda, es de dedicación docente? ¿cómo va a saber el gestor de la carga docente de mi universidad que este tiempo también es de docencia, no solo cuando estoy en la tarima con mis estudiantes alrededor?

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