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Mostrando entradas de mayo, 2010

¿Para qué queremos los delincuentes en la prisión?

Vaya pregunta a estas alturas del partido. Todos sabemos la respuesta: porque se lo merecen. Quién se salta las normas debe pagar por ello y más cuando las normas son resultado de la acción democrática de las sociedades que, con toda la legitimidad, deciden como quieren que se castigue a quienes las vulneran. No obstante el avance social de la mayoría de sociedades modernas ha eliminado la tortura y los castigos más inhumanos del repertorio de sanciones penales y ha limitado la pena de reclusión, en cuanto a castigo, a la privación de la libertad de movimientos y poco más. Pero ¿qué finalidades tiene la prisión? ¿Solamente sirve para privar de libertad a los penados? Sus funciones actuales se pueden resumir en cuatro complementarias: 1) Disuadir; es decir que los ciudadanos sepan lo que les va a suceder si vulneran las leyes penales con el objetivo de mantenerlos alejados del delito. 2) Retribuir: la versión más avanzada del castigo, se trata de limitar y sancionar a los que delinquen