SENTENCIAS, JUECES Y EL FUTURO

CAMBIANDO LAS CONJETURAS  Y LA INTUICION POR FORMULAS PARA PREDECIR LA REINCIDENCIA

Es inevitable que cuando un juez toma una decisión piense en el futuro. Esto pasa cuando toma la decisión de condenar, o no, a un imputado por la comisión de un delito o en la decisión de aplicar una medida para atender una reclamación judicial. Esta actividad mental, previa y consustancial a la toma de una decisión no es exclusiva del juez y no es distinta de la que realiza cualquier otro profesional como es el médico, el agente de seguridad, el técnico de los servicios sociales, etc.. Cuando un profesional toma una decisión, directa o indirectamente, piensa en que pasará en el futuro en relación con la decisión que ha tomado. Este pensamiento es más comprometido cuando se relaciona con la posibilidad de la ocurrencia de un incidente violento. Un ejemplo bien simple lo tenemos cuando un juez, atendiendo a un caso de violencia de género, ha de decidir si impone una orden de alejamiento al miembro de una pareja contra el que hay denuncia por malos tratos. Esta característica de la toma de decisiones, pensar en el futuro,  probablemente sea universal y por tanto ocurre en cualquier sistema de intervención profesional.

El mundo es muy grande aunque no tengamos a veces esa percepción. Hago esta afirmación obvia para destacar que las cosas que pasan en él son muy variadas, pero la globalización nos permite conocerlas y saber muy fácilmente lo que pasa en lugares muy alejados desde la pantalla de nuestro ordenador. Resulta que una reciente iniciativa judicial del estado de Pennsylvania (USA), que representa una innovación en la forma de imposición de las sentencias penales, se ha generalizado a casi todos los estados de los USA. Esta innovación consiste en utilizar un protocolo actuarial de valoración del riesgo de reincidencia delictiva, el PSA (Public Safety Assessment Court) en la fase presentencial de los juicios penales para fijar la condena de los delincuentes culpables y, así decidir que hacer con ellos, según la ley, en cuanto a los años de condena de prisión o sustituir la pena por una multa, etc.. Esta iniciativa novedosa – la de incorporar protocolos de valoración del riesgo de reincidencia a las consideraciones presentenciales – en poco más de dos años se ha generalizado a ciudades como Chicago, Pittsburg, Filadelfia o a estados como Arizona, New Jersey. Kentucky entre muchos otros. La frase que mejor resume esta innovación es “cambiando las conjeturas por fórmulas”

El PSA (PublicSafety Assessment Court) es un protocolo de uso presentencial desarrollado por la Fundación Laura and John Arnold para ayudar a los jueces en la toma de decisiones pre-sentencial. Este protocolo, de naturaleza actuarial y de aplicación computerizada, se ha validado a lo largo de 2 años y se basa en estudio de más de unos 1,5 millones de casos penales y su evolución post-penal y penitenciaria. Ha tenido un costo de 1,2 Millones de dólares y ha permitido descubrir los factores de riesgo (9 que se obtienen sin entrevista a los imputados), más relevantes para anticipar la probabilidad de que sucedan dos cosas importantes para tomar decisiones por el juez: el riesgo de no-presentación del imputado en el juicio y el riesgo del imputado de cometer nuevos delitos (reincidencia) violentos y no-violentos en el futuro. Gracias a la aplicación de este protocolo, basado en esta serie corta de nueve factores de riesgo de fácil obtención y con un grado elevado de fiabilidad, el juez dispone, además de la información propia del expediente judicial de unos elementos pronósticos objetivos que le complementan su “instinto y competencia experiencial” para tomar las mejores decisiones. Estos elementos son tres puntuaciones, que van desde 1 a 6  puntos (1 es bajo riesgo y 6 riesgo muy elevado), referentes al riesgo de reincidir en un delito violento, en un delito no-violento y de que el imputado no se presente al juicio (obviamente si el imputado no estuviese en prisión de forma preventiva). Este protocolo, que ha sido sometido a un cuidadoso estudio de validez antes de su aplicación profesional, permite que el juez tome mejores decisiones penales y, ademas, evite  sesgos en sus sentencias que, casi siempre, son causa de graves consecuencias (legales, penitenciarias, personales y familiares). Entre las consecuencias de los errores en las decisiones judiciales están, por ejemplo, las polémicas sociales especialmente cuando hace referencia a la étnia de los imputados. Se menciona que con el uso de este protocolo se hubiese podido evitar el resultado del juicio sobre un policía que asesino a un ciudadano de raza negra en Ferguson (Misouri) o que su aplicación ha reducido en un 20% el numero de ingresos en prisión preventiva en las prisiones de New Jersey sin mayores consecuencias negativas.
Imagen de la pantalla del PSA-C
Los protocolos de valoración de riesgo, diseñados inicialmente para predecir conductas violentas futuras, ahora también se aplican para anticipar la reincidencia delictiva. Estos protocolos se han desarrollado rápidamente desde finales del siglo XX y han pasado del campo originario de la psiquiatría forense a otros ámbitos como la justicia penal, los servicios sociales que atienden situaciones de violencia doméstica y de género, los cuerpos policiales, los servicios penitenciarios y de justicia juvenil y ahora, recientemente, también al problema del terrorismo y la radicalización violenta. Estos procedimientos de valoración del riesgo se basan en el análisis estadístico de los sucesos anteriores y presentes en la historia de una persona para prever la probabilidad de nuevos sucesos violentos y delictivos en el futuro. Avalados por los avances científicos en las ciencias biomédicas y sociales, los procedimientos de valoración del riesgo ponen a disposición de los profesionales unas herramientas que no solamente mejorar la capacidad predictiva de quienes los utilizan sino que  también permiten a estos profesionales justificar con evidencias  las razones de sus pronósticos y, por tanto, aportar transparencia a sus decisiones sobre el futuro y que tienen mucha trascedencia.

La predicción de la reincidencia muchas veces se contrasta con la realidad de las leyes.
En los países desarrollados del llamado “primer mundo” y, gradualmente, en muchos otros países existen y se usan decenas de protocolos de valoración del riesgo en los ámbitos profesionales adecuados para ello. En España, de forma pionera a nivel mundial, se ha implantado el llamado VIOGEN para valoración policial del riesgo de violencia de género y viene funcionando desde 2008. Otro protocolo de este tipo es la PCL-R que sirve para valorar la presencia de psicopatía en ámbitos forenses y penitenciarios y se puede utilizar como un predictor de la reincidencia post-penitenciaria. En Barcelona, a iniciativa del Circuito Barcelona para la lucha contra la violencia de género, se ha desarrollarlo el el RVD-BCN un protocolo multiprofesional para detectar el riesgo de violencia contra la mujer ejercida por los hombres y que es uso habitual en numerosos servicios (sociales, sanitarios, forenses, etc..) de Cataluña que atienden mujeres víctimas de violencia machista. Se han adaptado los más importantes protocolos de predicción de violencia en personas con trastorno mental grave (HCR-20, VRAG…) para ámbitos psiquiátricos y de salud mental. Asimismo se han desarrollado instrumentos similares específicos para prevenir la violencia juvenil (SAVRY, IGI-J y VRAI).

Otros de los campos profesionales donde se usan de forma habitual los protocolos de valoración de riesgo de reincidencia y/o violencia es el penitenciario y de ejecución penal. En Cataluña se ha implementado – desde 2010 - un protocolo nuevo, el RisCanvi, desarrollado originalmente por la Generalitat de Cataluña y la Universidad de Barcelona para la gestión de la reincidencia y la conducta violenta de los internos penitenciarios. Este protocolo, análogo a otros protocolos similares que se utilizan en Canadá (LSI-R) en UK (OASyS) o los USA (COMPAS), ha sido objeto de estudios de validez y recientemente se ha podido verificar su capacidad predictiva real en el estudio de reincidencia que ha finalizado el Centro de Estudios Jurídicos y de Formación Especializada de la Generalitat de Cataluña. Con ese protocolo los profesionales de tratamiento y gestión penitenciaria pueden ayudarse de una herramienta contrastada de pronóstico en la toma de sus decisiones relacionadas con cada uno de los internos (progresiones de grado, salidas, etc…). En cierto sentido este protocolo es análogo al PSA-C pero para ser aplicado en las prisiones.
Tiempo en reincidir y volver a prisión según la clasificación de riesgo del RisCanvi (AAP, 2015)

La moderna tecnología de la valoración del riesgo, sobre todo sus aplicaciones profesionales, está demostrando su eficacia y utilidad en todos aquellos campos donde, la responsabilidad de tomar decisiones acerca del probable futuro violento o antisocial de la conducta de un agresor, delincuente, imputado o similar, recae sobre una decisión que realiza un técnico o profesional (juez, policía, psiquiatra, psicólogo, trabajador o educador social, etc..). Esta tecnología no está exenta de controversias y críticas. Algunas son menores ya que aceptan su uso pero reclaman su mejora para que sean más precisos. Con frecuencia somos testigos de cómo el protocolo de valoración del riesgo de violencia de género (VIOGEN) de los FF.CC.SS.EE. ha sido puesto en duda y se ha decidido cambiarlo para mejorar su capacidad predictiva. Otras críticas son más sustantivas y recelan de su utilización o simplemente rechazan del todo su uso. Apelan a argumentos radicales tales como “el futuro no se puede predecir”, o más ideológicos cómo “controlar a alguien por lo que pueda hacer en el futuro es injusto porque se basa en prejuicios y no en hechos”, etc.. La sombra de argumentos futuristas como los propuestos en la película “Minority Report” pesan mucho en la forma de ver la técnica de la valoración del riesgo como ciencia ficción negativa y, ahora si, peligrosa.